Un desafiante Benjamín Netanyahu clamó este viernes en el desierto de la Asamblea General de la ONU, prácticamente vacía tras abandonar la sala la mayoría de las delegaciones, en un gesto insólito y revelador del aislamiento internacional de Israel. Algunas europeas, entre ellas la española, ni siquiera llegaron a asistir a la sesión, en una acción concertada para marcar distancias con Israel. Casi todos los representantes de países árabes y musulmanes —Indonesia, con la mayor población musulmana del mundo, lo reconoció en X— salieron de la sala, junto con los de varios países africanos y algunos países europeos. España había decidido no acudir de acuerdo con sus socios, según fuentes diplomáticas oficiales.
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